Ciencia

Taiwán descubre un nuevo planeta

*Se trataría del tan buscado numero nueve de nuestro sistema solar

Durante años, los astrónomos han perseguido sin éxito al hipotético Planeta 9, un mundo helado que según diversas anomalías orbitales podría estar escondido más allá de la órbita de Neptuno, en el remoto y oscuro Cinturón de Kuiper. Sin embargo, un equipo de científicos de la Universidad Nacional Tsing Hua, en Taiwán, podría haber dado con la pista más prometedora hasta la fecha, gracias a una idea audaz: buscar su calor, no su luz.

El método tradicional para hallar este planeta consistía en detectar el reflejo de la luz solar en su superficie. Pero a distancias que superan las 400 unidades astronómicas (UA), este reflejo es prácticamente indetectable. Por comparación, Neptuno está a unas 30 UA del Sol. Consciente de esta dificultad, el equipo taiwanés recurrió a la radiación térmica: todo objeto con temperatura superior al cero absoluto emite calor, y este se disipa con la distancia mucho menos que la luz visible.

Para lograrlo, los científicos utilizaron datos del telescopio espacial japonés AKARI, lanzado en 2006, que realizó un barrido completo del cielo en el espectro del infrarrojo lejano, ideal para detectar el tenue calor de objetos lejanos. A partir de una base de más de 5.2 millones de señales sin procesar conocida como FISSSDL, filtraron sistemáticamente falsos positivos, objetos conocidos, nubes de polvo galáctico y fuentes estáticas. El número de candidatos se redujo drásticamente: de millones, a 393 y finalmente, a solo dos.

Los dos puntos de calor hallados bautizados como FISSSDL J0250422-15011 y FISSSDL J0301112-164240 coinciden con las predicciones teóricas sobre el brillo y el movimiento del Planeta 9. Ambos fueron detectados en una posición fija en observaciones separadas por 24 horas, pero no reaparecieron en el mismo lugar seis meses después, lo que sugiere un movimiento orbital.

Aunque el hallazgo aún no es concluyente, y requerirá nuevas observaciones ópticas con telescopios más potentes, abre una nueva ruta en la búsqueda del escurridizo planeta. Si se confirma, no solo se resolvería un enigma de la astronomía moderna, sino que también se reescribiría la historia de la formación de nuestro sistema solar.

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