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«Parajes»: la vida, la muerte y la transformación en escena

*En escena, cuatro intérpretes habitan este universo flor con cuerpos que se entrecruzan, se acompañan, se transforman

El Teatro Polivalente del Ceart San Luis recibió la reciente presentación de “Parajes”, proyecto escénico de la artista sonorense Daniela Urías, una propuesta que plantea una reflexión sensible y profunda sobre los ciclos de vida, la muerte y su resignificación a través del arte.

Daniela, directora artística y coreógrafa del montaje, relata que su camino en la danza comenzó a través del teatro. “Me encontré con la danza gracias a un musical que preparábamos. Empecé a explorar el cuerpo desde otras formas de expresión, con otras exigencias y descubrí el poder que tiene el arte para generar comunidad, incluso desde antes de salir al escenario”.

“Parajes” nace de una experiencia personal muy viva: la enfermedad y fallecimiento de su padre durante la pandemia. “Fue la primera vez que tuve a la muerte tan cerca. Me sentí paralizada y entendí que mi relación con esa realidad era inexistente. Me propuse resignificarla, comprenderla de otra manera”. Desde ahí, inició un proceso creativo y reflexivo que derivó en esta puesta en escena donde la muerte no se romantiza, pero sí se reconoce como parte esencial de la vida.

La obra parte de una metáfora: la vida como un viaje. “En ese tránsito hay etapas, paisajes, momentos que dependen de nuestra disposición para ser admirados y disfrutados”, explica Urías. El nombre Parajes evoca precisamente esos espacios —físicos, emocionales, espirituales— que se recorren a lo largo de la existencia.

Uno de los símbolos centrales del montaje es la flor, inspirada en el concepto del «mundo flor» (se guania) del pueblo yaqui. “Me sorprendía ver cómo en esas culturas originarias los rituales de muerte tienen otra energía, más luminosa. La flor, como símbolo de transformación y fertilidad, se convirtió en un eje visual y emocional de la obra”.

En escena, cuatro intérpretes habitan este universo flor con cuerpos que se entrecruzan, se acompañan, se transforman. La escenografía vibrante y la estética del montaje complementan un recorrido emocional que, según testimonios del público, “mueve, conmueve y deja huella”.

“Parajes” no busca dar respuestas definitivas, sino abrir preguntas. “El arte me permitió explorar mi relación con la muerte, con el cambio, con la trascendencia. Todos los implicados en esta obra compartieron sus propias historias y perspectivas. Lo importante era reconocernos vulnerables, humanos, y entender que todo en la vida está en constante transformación”.

Más que una obra, Parajes es un viaje escénico que toca lo íntimo y lo universal. Una experiencia estética que invita a resignificar la vida desde sus márgenes más inevitables: la pérdida, el cambio, el final… y su potencial de belleza.

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