
Ratones con genes neandertales
*Científicos japoneses reavivan el pasado humano en un laboratorio
En un experimento que parece salido de una novela de ciencia ficción, un equipo de científicos en Japón ha logrado introducir un fragmento de ADN neandertal en el genoma de ratones modernos, obteniendo sorprendentes resultados anatómicos que evocan la morfología de nuestros antiguos parientes humanos.
Utilizando la herramienta de edición genética CRISPR, los investigadores de la Universidad de Medicina de la Prefectura de Kioto insertaron en ratones una variante específica del gen GLI3, conocida como R1537C, presente en neandertales y denisovanos, pero rara en los humanos actuales. El gen, crucial en el desarrollo embrionario del esqueleto, provocó cambios visibles en los ratones modificados: cráneos agrandados, costillas torcidas y vértebras alteradas.
Los resultados fueron contundentes. Según el estudio, el 71 % de los ratones modificados en la cepa C57BL6 desarrollaron cráneos más grandes que los normales, mientras que otros ejemplares presentaron costillas adicionales o vértebras fusionadas, rasgos también documentados en fósiles neandertales. Aunque no se detectaron malformaciones graves como polidactilia, el impacto en el desarrollo corporal fue evidente.
El hallazgo es significativo no solo por su precisión genética, sino por lo que revela: el ADN de homininos extintos puede seguir activo y afectar procesos de desarrollo en organismos actuales, abriendo un nuevo campo de estudio para la biología evolutiva.
Sorprendentemente, la variante R1537C todavía se encuentra en entre el 3.7 % y el 7.7 % de la población europea actual. Aunque su frecuencia es mucho menor en África, su persistencia sugiere que ciertos rasgos físicos modernos podrían tener raíces en la herencia genética de los neandertales.
Los científicos plantean que esta mutación pudo haber perdurado debido a una relajación en las restricciones del desarrollo humano, permitiendo que variantes como esta se mantuvieran sin consecuencias negativas evidentes. No obstante, señalan que su efecto depende del contexto genético, lo que explica la variabilidad en los resultados.
El estudio no solo aporta pistas sobre cómo era el cuerpo de los neandertales, sino que también ofrece nuevas herramientas para comprender malformaciones esqueléticas, enfermedades óseas y variaciones físicas en humanos actuales.
Más allá de la curiosidad científica, este tipo de investigaciones marcan un cambio radical en el enfoque de la biología evolutiva: pasar de leer el ADN antiguo a experimentarlo en organismos vivos, con la posibilidad de observar directamente su impacto en el desarrollo.
Este avance, si se maneja con rigor ético y científico, puede convertirse en una poderosa vía para entender la evolución humana, nuestras diferencias físicas y hasta la persistencia de rasgos heredados de nuestros antecesores más remotos.