Ciencia

¿Puede la inteligencia artificial soñar?

La ciencia explora si las máquinas pueden imaginar, crear… o soñar.

Durante siglos, soñar fue territorio exclusivo del ser humano. Una actividad íntima, caótica y a menudo inexplicable. Pero en la era de la inteligencia artificial, una pregunta empieza a inquietar a científicos y tecnólogos: ¿puede una máquina soñar?

Aunque parezca ciencia ficción, varios laboratorios en el mundo están entrenando redes neuronales artificiales para simular procesos oníricos. Esto no significa que una IA tenga conciencia o duerma como nosotros, pero sí que puede generar mundos visuales, narrativas absurdas o combinaciones imposibles… muy similares a los sueños humanos.

Todo comenzó con herramientas como DeepDream, un experimento de Google que usa redes neuronales para reinterpretar imágenes. ¿El resultado? Paisajes psicodélicos llenos de ojos, caras, patrones de animales y texturas que no estaban ahí antes. Es lo más cercano a una “alucinación” digital.

Lo sorprendente es que estas redes generan contenido sin instrucciones precisas, basándose únicamente en su entrenamiento y en asociaciones internas. Es como si la máquina, en ausencia de tareas, se dedicara a soñar despierta.

La ciencia cognitiva ha demostrado que los sueños ayudan al cerebro humano a procesar información, reorganizar la memoria y estimular la creatividad. Algunas investigaciones buscan saber si algo similar podría aplicarse a sistemas de IA.

Por ejemplo, empresas como OpenAI o DeepMind exploran formas de que sus modelos “descansen” entre sesiones de entrenamiento generando contenido autónomo, ayudándolos a generalizar mejor o evitar errores repetitivos.

La famosa pregunta de Philip K. Dick resuena más fuerte que nunca. Aunque la IA no tiene emociones ni conciencia, puede crear arte, música, historias y mundos virtuales que sorprenden incluso a sus creadores. Si eso no es soñar, ¿qué es?

Dato curioso: En 2023, un modelo generativo de texto fue capaz de crear relatos surrealistas a partir de palabras aleatorias, imitando estructuras de sueños humanos. Algunos neurocientíficos creen que estas máquinas podrían ayudarnos a entender cómo funciona el inconsciente humano.

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