“Otro viernes de locos” regresa a las salas de cine
Un regreso divertido después de 22 años
Han pasado 22 años desde que Un viernes de locos (2003) hizo reír a millones con su historia de intercambio de cuerpos entre madre e hija. Ahora, Disney revive la fórmula con Otro viernes de locos (Freakier Friday), dirigida por Nisha Ginatra y con el esperado regreso de Lindsay Lohan y Jamie Lee Curtis.
En esta secuela, Tess Coleman (Curtis) ya no solo es madre, sino también abuela. Su hija Anna (Lohan) tiene ahora una adolescente en casa: Harper (Julia Butters), una chica ingeniosa, rebelde y algo provocadora. La dinámica se complica cuando Anna conoce a Eric Reyes (Manny Jacinto), un encantador padre soltero cuya hija, Lily (Sophia Hammons), es la rival número uno de Harper.
El caos familiar se multiplica: una abuela que no sabe quedarse al margen, dos adolescentes que no se soportan y, claro, el inevitable giro fantástico que hace que adultos y jóvenes intercambien cuerpos. Lo que sigue es una comedia de enredos donde cada personaje intenta sobrevivir al desconcierto… y a la vida del otro.
Ginatra combina momentos de humor físico, romance y mucha música, con un final que estalla en energía rockera y un toque de cuento de hadas. Sin embargo, la magia no alcanza del todo el nivel de la primera entrega: el guion, firmado por Jordan Weiss, ofrece gags simpáticos pero menos memorables, y algunas escenas se sienten más calculadas que espontáneas.
Aun así, hay aciertos: la química entre Curtis y Lohan sigue intacta, Julia Butters roba varias escenas con su frescura, y el concepto multigeneracional le da un matiz nuevo a la historia. La película se disfruta mejor si se acepta como lo que es: un entretenimiento ligero, nostálgico y familiar, pensado para pasar un buen rato sin demasiadas exigencias.
En definitiva, Otro viernes de locos no reinventa la fórmula, pero la recicla con suficiente gracia como para dejar al público con una sonrisa… y quizás con ganas de otro intercambio de cuerpos en unos años.
