En el desierto de Ocucaje, en la costa central de Perú, un equipo de paleontólogos ha desenterrado un hallazgo extraordinario: un esqueleto fosilizado de un ancestro de las marsopas actuales, con una antigüedad estimada entre 8 y 12 millones de años.
El fósil, de 3,5 metros de longitud, revela un animal adaptado a la vida marina con cuerpo hidrodinámico y estructura ósea robusta, que combina rasgos primitivos y modernos. La preservación del cráneo, columna vertebral y aletas permitirá a los científicos estudiar su anatomía, biomecánica y hábitos alimenticios, así como comprender su papel en el ecosistema del Mioceno.
Hace millones de años, la actual región desértica estaba sumergida bajo el océano Pacífico, formando parte de la formación Pisco, conocida por conservar restos de ballenas, tiburones, focas y aves gigantes. “Ocucaje funcionaba como un gran refugio marino, protegido por montañas paralelas a la costa que favorecían la reproducción y diversidad de especies”, señaló el paleontólogo Mario Urbina, responsable del hallazgo.
Este descubrimiento se suma a otros recientes en Perú, como el delfín de río más grande conocido y tiburones prehistóricos, confirmando el potencial paleontológico de la región. Las autoridades estudian crear una ruta paleontológica, transformando el desierto en un museo natural al aire libre.
El fósil de Ocucaje no solo aporta información sobre la evolución de los cetáceos, sino que también ayuda a reconstruir los antiguos ecosistemas marinos y comprender los cambios geográficos y climáticos del Pacífico sur. Cada hallazgo es, según los investigadores, “una página más de un libro que apenas estamos empezando a leer”.