Aunque el envejecimiento afecta a todos los órganos del cuerpo, el cerebro es uno de los más sensibles. Estudios muestran que tras los 40 años, el cerebro pierde aproximadamente un 5 % de su volumen por década, lo que puede derivar en deterioro cognitivo, pérdida de memoria y menor capacidad de resolución de problemas. Sin embargo, recientes investigaciones sugieren que la neuroplasticidad —la capacidad del cerebro de adaptarse y generar nuevas conexiones neuronales— ofrece una herramienta poderosa para contrarrestar estos efectos.
El primer episodio de la serie “Sin límites con Chris Hemsworth: Una vida mejor”, disponible en Disney+, muestra cómo el actor de 41 años aprende a tocar la batería. Este ejercicio no solo lo prepara para tocar ante 60 000 personas en un concierto, sino que ejemplifica cómo aprender un nuevo instrumento puede estimular casi todas las regiones del cerebro, fortalecer la coordinación y mejorar la comunicación entre hemisferios cerebrales.
Especialistas como Maya Shankar y Daniel Gustavson destacan que aprender nuevas habilidades cognitivas —ya sea música, idiomas, pintura o deportes— fortalece la reserva cognitiva, un “andamiaje mental” que permite compensar los daños cerebrales relacionados con la edad. Estudios recientes indican que adultos mayores que aprenden piano o armónica presentan mejoras en memoria, función ejecutiva y conectividad cerebral tras apenas unos meses de práctica.
Los expertos recomiendan elegir un instrumento que sea un desafío moderado y mantener la práctica constante. El componente social de aprender música en grupo también potencia los beneficios cognitivos y emocionales. En definitiva, nunca es tarde para iniciar, y cada esfuerzo para estimular el cerebro se traduce en mayor plasticidad y mejor calidad de vida a largo plazo.