Ciencia

Los perros también migraron con nosotros por miles de años.

El estudio plantea que los perros funcionan como un archivo biológico que refleja movimientos culturales

Un estudio internacional publicado en Science ha revelado que la historia de los perros y los humanos ha estado entrelazada desde hace al menos 11.000 años, mostrando que estos animales no solo acompañaron al ser humano, sino que también migraron, evolucionaron y se transformaron junto a él. La investigación, liderada por el paleogenetista Laurent Frantz y un equipo multidisciplinario de Alemania, China y Reino Unido, analizó el ADN de 73 perros antiguos, incluidos 17 genomas secuenciados por primera vez, lo que permitió reconstruir una narrativa genética paralela a la humana.

El análisis de perros encontrados en Siberia, Asia Central y China mostró que los cambios genéticos humanos frecuentemente coincidían con transformaciones en los linajes caninos, evidenciando una relación simbiótica. Cuando un grupo humano se desplazaba, llevaba consigo a sus perros, que no solo se adaptaban a nuevos territorios, sino que a menudo desplazaban o se mezclaban con las poblaciones caninas locales. Este fenómeno se repite desde los cazadores-recolectores del Ártico hasta los pueblos metalúrgicos de la Edad del Bronce en China.

Uno de los hallazgos más destacados es el caso de China durante este periodo, cuando la llegada de pueblos esteparios modificó tanto el panorama tecnológico como el genético de los perros. Las comunidades preferían mantener sus propias razas, reforzando el papel de los perros como marcadores culturales e identitarios. De manera similar, conexiones genéticas entre animales hallados a miles de kilómetros revelan rutas migratorias y contactos que incluso superan la claridad aportada por restos humanos.

El estudio plantea que los perros funcionan como un archivo biológico que refleja movimientos culturales, económicos y sociales del pasado. Su ADN, más resistente al tiempo, permite reconstruir historias humanas que permanecían ocultas. Para los investigadores, este trabajo marca el inicio de una nueva forma de entender la historia: una donde los perros no son meros acompañantes, sino protagonistas silenciosos del devenir humano.

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