La voz humana es una de las características más distintivas de cada individuo. No hace falta ser una estrella de la música para reconocer que cada persona posee un tono único, similar a una huella digital. Esta singularidad vocal, explican especialistas citados por News in Health del Departamento de Salud de EE. UU., surge de una compleja combinación de factores biológicos, psicológicos y sociales.
La producción de la voz comienza en la laringe, un órgano ubicado en el cuello donde se encuentran las cuerdas vocales. Según el Hospital de Clínicas de la Universidad de São Paulo, cuando respiramos estas se separan, pero al hablar o cantar se acercan entre sí. El paso del aire las hace vibrar y genera un sonido básico que luego se amplifica y transforma al viajar por el tracto vocal, compuesto por la faringe, la boca y la nariz. En esta última etapa, los movimientos de la lengua y los labios articulan los sonidos que permiten comunicarnos con claridad.
La individualidad de cada voz es resultado de la estructura física, la genética y la identidad personal construida a lo largo de la vida. Un estudio publicado en Science Advances en 2023 identificó variantes genéticas —incluido el gen ABCC9— relacionadas con el tono de voz y la acústica de las vocales. Esta investigación, realizada con grabaciones de más de 12 000 personas, confirmó que ciertos rasgos vocales son heredables y están vinculados con características fisiológicas y cognitivas.
La versatilidad de la voz humana permite emitir desde susurros hasta gritos, o cantar en registros que van de los graves de un barítono a los agudos de una soprano. Como explica el experto sueco Johan Sundberg, esta variedad depende del tono producido por las cuerdas vocales y del timbre determinado por la resonancia en boca y nariz. Más allá de la anatomía, la capacidad de coordinar estos elementos convierte a la voz en una herramienta expresiva única e irrepetible.




