El “Retrato de Elisabeth Lederer”, una de las piezas más emblemáticas de Gustav Klimt, acaba de hacer historia en el mercado del arte. La obra, que estuvo a punto de desaparecer durante la Segunda Guerra Mundial, fue vendida en una subasta por 236.4 millones de dólares, estableciendo un récord absoluto como la obra de arte moderna más cara jamás vendida.
Aunque este hito la coloca en la cima del arte del siglo XX y XXI, su precio sólo es superado por el célebre “Salvator Mundi” de Leonardo da Vinci, que en 2017 alcanzó los 450.3 millones de dólares, convirtiéndose en la obra más costosa de todos los tiempos.
La subasta, realizada por la casa Sotheby’s, se prolongó por más de 20 minutos, durante los cuales seis compradores compitieron intensamente por quedarse con la codiciada pieza. Originalmente se esperaba recaudar alrededor de 150 millones de dólares, pero la puja superó por mucho esa cifra.
La pintura, también conocida como “Retrato de Elisabeth Bachofen-Echt”, formaba parte de la colección del fallecido magnate de los cosméticos Leonard Lauder. Fue creada entre 1914 y 1916 por encargo de August y Serena Lederer, mecenas y amigos cercanos de Klimt.
La obra muestra a una joven Elisabeth Lederer, envuelta en una túnica de motivos florales y plasmada con la característica sensibilidad ornamental del pintor. El contraste entre la figura pálida de la modelo y la intensidad de los tonos naranjas del fondo y la alfombra es uno de los rasgos que más llaman la atención. Se cree, además, que el fondo quedó inconcluso, lo que añade un aura aún más enigmática a la pieza.
Especialistas celebraron el resultado de la subasta, destacando no sólo la importancia estética del retrato, sino su papel como símbolo del legado artístico de Klimt y del coleccionismo del siglo XX.



