Ciencia

Un “monstruo” del Devónico revela nuevos secretos

Reconstruyen la verdadera anatomía del Dunkleosteus terrelli

Durante más de 360 millones de años, las rocas del norte de Ohio han ocultado la verdadera naturaleza de uno de los depredadores más temibles del Devónico: Dunkleosteus terrelli. Este pez acorazado, de más de cuatro metros de largo y armado con cuchillas óseas capaces de partir presas en segundos, acaba de ser reinterpretado gracias a un estudio publicado en The Anatomical Record, que redefine por completo lo que se creía sobre su anatomía y su lugar en la evolución de los peces.

El trabajo, encabezado por el biólogo Russell Engelman de la Universidad Case Western Reserve, se basó en el análisis detallado de los ejemplares mejor conservados en el Museo de Historia Natural de Cleveland. Estas piezas, provenientes del célebre “Cleveland Shale”, han permitido una reconstrucción anatómica sin precedentes del coloso marino.

Los investigadores descubrieron que Dunkleosteus no era representativo de los artródiros —grupo al que pertenece—, sino un caso excepcional. Mientras la mayoría de sus parientes poseían dientes verdaderos, este superdepredador desarrolló cuchillas óseas sobresalientes, una estrategia letal de caza. Aun más sorprendente fue comprobar que cerca de la mitad de su cráneo estaba compuesto por cartílago, y no por hueso, como se asumía desde los años treinta.

Este hallazgo obliga a replantear todos los modelos biomecánicos previos sobre su fuerza de mordida. Los científicos también identificaron un canal óseo en el rostro que alojaría un músculo de cierre mandibular similar al de tiburones y rayas modernas, revelando una notable convergencia evolutiva.

El estudio también descarta la teoría de que Dunkleosteus se alimentaba por succión. Su cráneo y musculatura muestran una maquinaria diseñada para cortar, no para generar vacío.

Más allá del redescubrimiento de este gigantesco depredador, la investigación abre una nueva visión sobre la diversidad y sofisticación de los artródiros, demostrando que incluso los fósiles más famosos aún tienen historias ocultas por contar.

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