Este 25 de noviembre se cumplen cuatro años del fallecimiento de Flor Silvestre, una de las artistas más emblemáticas de la Época de Oro del cine mexicano y una voz esencial en la música ranchera. La cantante y actriz, cuyo nombre real era Guillermina Jiménez Chabolla, dejó un legado artístico que atraviesa generaciones y continúa vigente en la memoria colectiva del país.
Con una trayectoria de más de siete décadas, Flor Silvestre participó en más de 70 películas y grabó más de 200 canciones, entre ellas éxitos que marcaron época como “Cielo rojo” y “Gaviota traidora”. Su presencia en la pantalla grande, donde compartió créditos con figuras como Antonio Aguilar —su esposo—, Pedro Infante y Emilio “El Indio” Fernández, la consolidó como una de las intérpretes más queridas y respetadas del espectáculo nacional.
Su voz potente, su estilo interpretativo y su carisma hicieron de Flor Silvestre un referente insoslayable de la música mexicana. Además, su participación en importantes producciones fílmicas la convirtió en una figura imprescindible dentro del archivo histórico del cine nacional.
El Archivo General de la Nación (AGN) resguarda parte importante de su memoria visual en su acervo fotográfico, incluyendo imágenes captadas por los Hermanos Mayo, donde se aprecia la fuerza escénica y presencia que distinguieron a la artista.
Flor Silvestre falleció en 2020 a los 90 años de edad, pero su obra permanece viva en el imaginario cultural del país, recordándonos la relevancia de quienes construyeron, con su talento, la identidad musical y cinematográfica de México.



