El Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2026 destinado al sector Cultura no refleja la nueva estructura administrativa de la Secretaría de Cultura federal, establecida en su Reglamento Interior publicado el pasado 22 de julio, lo que ha generado alertas entre especialistas en política cultural por las implicaciones jurídicas, administrativas y operativas que esto conlleva.
De acuerdo con el periodista y analista cultural Eduardo Cruz Vázquez, la emisión del nuevo reglamento fuera de los tiempos presupuestales provocó una situación anómala, ya que el PEF 2026 fue elaborado con base en la estructura vigente desde 2016. Esto implica que existen asignaciones presupuestales a unidades administrativas que ya no existen formalmente y, al mismo tiempo, nuevas áreas carecen de suficiencia presupuestal.
Carlos Lara, especialista en derechos culturales, calificó el escenario como un “desorden” entre la estructura aprobada y el presupuesto autorizado. Señaló como ejemplo la Subsecretaría de Diversidad Cultural y Fomento a la Lectura, desaparecida en el nuevo reglamento pero con una asignación de 738.9 millones de pesos en el PEF.
Por su parte, Carlos Villaseñor, consultor internacional en políticas culturales, explicó que esta falta de concordancia pospone la reorientación de la política cultural anunciada por la actual administración, ya que cerca de mil 930 millones de pesos fueron asignados a entidades que dejaron de existir en la nueva estructura.
Los expertos coinciden en que la solución pasa por una reingeniería presupuestal coordinada con la Secretaría de Hacienda y la Cámara de Diputados, para redistribuir los recursos conforme a las Unidades Responsables vigentes. Además, advierten que, más allá del desajuste administrativo, el presupuesto mantiene inercias de años anteriores y presenta recortes para instituciones clave como el INAH y el INBAL.
