Hace 25 años, Alejandro González Iñárritu cambió el rumbo del cine mexicano con Amores Perros. Estrenada en el año 2000 dentro de la Semana de la Crítica en Cannes —donde obtuvo el Gran Premio—, su llegada marcó un antes y un después para toda una generación de cineastas y espectadores. En pleno cambio de siglo, la película abrió una grieta en la pantalla para mostrar un país fragmentado, violento y profundamente humano.
Hoy, un cuarto de siglo después, Amores Perros regresa a las salas y a la conversación cultural con una serie de homenajes: una versión restaurada supervisada por Iñárritu y Rodrigo Prieto, un libro con material inédito y una exposición internacional que celebra su impacto artístico.
El reestreno oficial de Amores Perros llega el 9 de octubre de 2025 a las salas de cine en México, en una versión remasterizada con color supervisado por Iñárritu y Prieto y una mezcla de sonido surround 5.1 a cargo de Jon Taylor. También se proyectará en 35 mm en la Cineteca Nacional y en la Cineteva FICG de Guadalajara, antes de llegar a la plataforma MUBI el 24 de octubre.
Esta edición conmemorativa está acompañada por un nuevo tráiler y póster, que reafirman la vigencia visual y emocional de una película que, como pocos títulos del cine mexicano, sigue latiendo con la misma intensidad que en su estreno.
Más allá del reestreno, la conmemoración incluye la instalación Sueño Perro: Instalación Celuloide de Alejandro G. Iñárritu, una exhibición global que se presentará en LagoAlgo (CDMX) del 5 de octubre de 2025 al 4 de enero de 2026, luego en la Fondazione Prada (Milán) y finalmente en el LACMA (Los Ángeles) durante la primavera de 2026.
Esta muestra exhibirá fragmentos inéditos en 35 mm del rodaje, material resguardado durante años en los archivos fílmicos de la UNAM. A través de esta instalación —una fusión entre cine y arte contemporáneo— se busca repensar la película no solo como relato cinematográfico, sino como documento visual y emocional de un país al borde.
La muestra se acompañará de una colección de moda creada junto a ESE CHICO, la marca del fotógrafo Dorian Ulises Macías, además de un programa público con proyecciones, talleres y una master class de Iñárritu.
El 18 de septiembre de 2025, la editorial MACK Books publicó el libro Amores Perros, una edición de colección que reúne fotografías inéditas, storyboards, notas manuscritas y ensayos de voces como Denis Villeneuve, Walter Salles, Jorge Volpi, Wendy Guerra, Elvis Mitchell y Fernando Llanos.
Más que una crónica de producción, el libro funciona como un retrato del México que parió la película: un país herido, caótico, profundamente humano.
Revisitar Amores Perros 25 años después es enfrentarse a una herida abierta. Su estructura en tríptico —“Octavio y Susana”, “Daniel y Valeria”, “El Chivo y Maru”— se sostiene sobre un mismo eje: la violencia como espejo de la desesperanza y la lealtad como último refugio.
Gael García Bernal, Goya Toledo y Emilio Echevarría encarnan tres formas distintas de soledad en una Ciudad de México donde los perros son más fieles que las personas. A través de ellos, Iñárritu y Guillermo Arriaga construyeron un retrato coral donde el amor, la culpa y la muerte se confunden entre ladridos y asfalto.
Rodrigo Prieto, en la fotografía, evita la postal y el artificio: su cámara en mano respira junto a los personajes, se sacude con ellos, sangra con ellos. Martín Hernández, en el diseño sonoro, convierte el ruido urbano en un canto de dolor. Y la edición —nerviosa, precisa, casi visceral— marca el pulso de un México sin anestesia.
La película no envejece; se vuelve más clara. Donde antes se veía crudeza, hoy se lee lucidez. Donde había rabia, ahora hay una especie de ternura amarga.
Amores Perros no solo lanzó la carrera internacional de Iñárritu y Gael García Bernal, también abrió una conversación sobre el cine mexicano como reflejo social. Fue la primera piedra de una trilogía —seguida por 21 Gramos y Babel— que exploró la conexión entre el dolor y la redención.
Veinticinco años después, la película sigue siendo ferozmente actual. En una época donde la violencia se ha vuelto rutina, Amores Perros nos recuerda que cada herida tiene un rostro y que cada historia, por más brutal que sea, late con humanidad.