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¿Cómo te acercaste a la lectura?

Nunca me regalaron libros en mi niñez, por el contrario estuve rodeado por los libros de mi padre, un librero color café obscuro, con unas dimensiones aproximadamente de 2.5 metros por 1 metro. Siempre desbordándose de libros, jamás los leí de pequeño ni mi padre me sentó en sus piernas para leerme. Siempre estuvieron volando sobre mi cabeza, pero no fue hasta una edad casi adulta cuando por fin descubrí mi pasión lectora.

El detonante se da en el Colegio de Ciencias y Humanidades campus sur, la culpable Darinka Lukash: maestra de literatura del segundo semestre del bachillerato. De origen rumano, asentada por muchos años en Argentina, terminando sus años en México; no aceptada por la mayoría del alumnado, fue empujándome constantemente hacia los libros. Época en la cual carecía de dinero me avocaba a la grandísima biblioteca del CCH, escabulléndome de cualquier clase de matemáticas o física. Sentado en las butacas individuales empecé a leer El vampiro de la colonia Roma, seamos honestos, pues no me impactó siendo unas de mis primeras lecturas, llegaba cada día a la biblioteca, leía unos cuarenta minutos, después me iba con los cuates a jugar frontón, nunca he sentido la vocación de escritor (te insisto que esto lo hago por necesidad de vaciar mis ideas o de plano en algún momento estallara mi cabeza).

En la Universidad con un poco de dinero en la cartera, comenzó mi adicción incontrolable por la compra de libros, ya sabes quería ser un Kerouac, Bukowski incluso un Jordi Soler. Me ocultaba de mis amigos en la parte trasera de la biblioteca del campus universitario, en vez de leer mis textos académicos de contabilidad, me inundaba con literatura de los autores antes mencionados, entre otros autores. Llevaba los libros de El Santos y La Tetona Mendoza junto con toda la bola de rufianes dibujados y escritos por Jis y Trino, ídolos de mi juventud y vejez.

¿Sabes por qué te cuento esta experiencia? Claro, por el programa iniciado por Paco Ignacio Taibo II, con los libros baratos para que la sociedad mexicana se construya en la lectura y no en la ignorancia. Coincido con muchos comentarios que he leído; el detalle (chato) para acercarte a la literatura o cualquier otro campo del ámbito cultural no es el costo o precio, es el entorno que te rodea. La mayoría de mis amigos lectores fueron influenciados por gente muy cercana, me da envidia puesto que empezaron su pasión lectora a una edad muy temprana, con autores clásicos.

Hay ediciones para todo tipo de lectores, libros usados, empieza a abrirse un mercado en redes sociales para compra venta de una variedad inmensa de títulos, cada quien escoge lo que quiere leer y lo que puede gastar. ¿Regalar libros? Jamás, no es por defender a las editoriales vorágines, es defender la creatividad del escritor, es su trabajo, pues dudo que Taibo quiera poner sus libros en $20.00 pesos, dejar de cobrar regalías y vivir de lo que le dé la gente.

Te leo próximamente entre libros y más libros.

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