Un estudio publicado en The Lancet Healthy Longevity confirma que abandonar el tabaco, incluso a partir de los 40 años, disminuye el deterioro cognitivo y el riesgo de demencia. La investigación, realizada por el University College de Londres (UCL) con datos de casi 9.500 personas de 12 países, evaluó la memoria y la fluidez verbal de quienes dejaron de fumar frente a quienes continuaron haciéndolo.
Los resultados son claros: quienes abandonaron el tabaco tuvieron un deterioro de la fluidez verbal un 50 % más lento y una pérdida de memoria un 20 % menor que los fumadores. En promedio, esto se traduce en tres a cuatro meses menos de pérdida de memoria y seis meses menos de deterioro en la fluidez verbal por cada año de envejecimiento.
El estudio también refuerza hallazgos previos: fumar daña el cerebro a través de la inflamación crónica y el estrés oxidativo, que afectan las neuronas. “Nunca es demasiado tarde para dejar de fumar. Esto ayuda no solo a la salud física y el bienestar, sino también a mantener la función cognitiva a largo plazo”, afirma Mikaela Bloomberg, investigadora del UCL.
Los autores destacan que estos hallazgos ofrecen un incentivo adicional para los fumadores de mediana edad y refuerzan la importancia de políticas de control del tabaco.