Un estudio reciente realizado en la costa este de Florida reveló que los cerebros de los delfines mulares están experimentando cambios genéticos preocupantes debido a las floraciones de algas tóxicas asociadas al calentamiento global. Investigadores analizaron los cerebros de 20 delfines varados en la Indian River Lagoon durante casi una década y hallaron niveles extremadamente altos de una neurotoxina llamada 2,4-diaminobutírico (2,4-DAB), producida por cianobacterias y microalgas. En algunos animales, la concentración alcanzó hasta 2.900 veces más que en períodos sin floraciones.
El estudio identificó 536 genes alterados en los cerebros de los delfines, incluyendo aquellos responsables de la comunicación neuronal, la barrera hematoencefálica y la inflamación cerebral. Entre ellos destacan genes vinculados con el Alzheimer humano, como APP, MAPT y TARDBP, que regulan la formación de proteínas beta-amiloide, tau y TDP-43. Los cambios sugieren que los delfines podrían experimentar procesos de degeneración similares a los observados en personas con la enfermedad.
El patrón de alteraciones se intensificaba con cada temporada de floraciones, mostrando que la exposición prolongada a estas toxinas podría dejar cicatrices duraderas en el cerebro. Genes asociados con la inflamación y la muerte celular, como TNFRSF25, y factores de riesgo del Alzheimer, como APOE, mostraron variaciones significativas.
Los científicos advierten que este fenómeno no es exclusivo de Florida: desde el Golfo de México hasta el Mediterráneo, las floraciones de algas nocivas se están volviendo más frecuentes e intensas debido al aumento de las temperaturas oceánicas. Los delfines, considerados centinelas del océano, reflejan la salud ambiental y podrían servir como advertencia para los seres humanos sobre los riesgos de la contaminación y el cambio climático en la salud neurológica.
El estudio, liderado por la Universidad de Miami, abre una nueva línea de investigación sobre cómo los cambios ambientales y biológicos podrían afectar el cerebro humano, destacando la importancia de proteger los ecosistemas marinos ante un planeta cada vez más cálido.