Un estallido cósmico ha sorprendido a la comunidad científica internacional y amenaza con reescribir lo que se creía saber sobre los rayos gamma. Se trata de GRB 250702B, una explosión detectada por el telescopio espacial Fermi que se prolongó durante casi siete horas, un récord absoluto para este tipo de fenómenos, que normalmente duran segundos o minutos.
El evento, analizado por un equipo internacional encabezado por la University of North Carolina at Chapel Hill, fue descrito en un estudio publicado en The Astrophysical Journal Letters. Su excepcional duración, cercana a los 25.000 segundos, hace pensar que podría tratarse de un fenómeno astrofísico no clasificado hasta ahora.
La explosión provino de una galaxia situada a unos 9.000 millones de años luz, en un entorno cargado de polvo que bloqueó la luz visible, pero permitió el paso de rayos gamma e infrarrojo. El análisis indica que el origen del evento sería un chorro relativista —un haz de partículas lanzado a casi la velocidad de la luz— que apuntó directamente a la Tierra. Sin embargo, su comportamiento no coincide con los modelos clásicos de GRBs.
El estudio plantea varios posibles orígenes: el colapso anómalo de una estrella masiva, la fusión entre una estrella de helio y un agujero negro, o incluso la disrupción de una estrella por un agujero negro de masa intermedia. Ninguno de estos escenarios encaja por completo con las observaciones.
La galaxia anfitriona, masiva y distorsionada, parece encontrarse en pleno proceso de fusión, un entorno en el que suelen ocurrir fenómenos extremos. A esto se suma la ausencia de una supernova asociada, un hecho inusual en eventos de larga duración.
Los investigadores señalan que GRB 250702B será un referente para futuras observaciones y admiten que aún quedan piezas sin encajar. Por ahora, el evento permanece como un misterio cósmico: una explosión que, según los modelos actuales, no debería existir.




