Las lampreas llevan más de 360 millones de años habitando la Tierra, pero rara vez su registro fósil ofrece pistas claras sobre su historia evolutiva. Ahora, un hallazgo en China ha cambiado ese panorama: dos nuevas especies fósiles revelan que, durante el Jurásico, existieron lampreas gigantes con bocas armadas de dientes capaces de arrancar carne a sus presas.
El estudio, publicado en Nature Communications en 2023 por el paleontólogo Feixiang Wu y su equipo de la Academia China de Ciencias, describe fósiles de aproximadamente 160 millones de años encontrados en la provincia de Liaoning. Las piezas, excepcionalmente bien conservadas, muestran ejemplares completos desde el disco bucal hasta la punta de la cola.
La especie más grande identificada, Yanliaomyzon occisor, alcanzaba más de medio metro de longitud, convirtiéndose en la lamprea fósil más grande descubierta hasta ahora. Sus bocas en forma de ventosa estaban llenas de dientes afilados y contaban con un cartílago especializado que movía la lengua para desgarrar carne, una estructura similar a la de las lampreas carnívoras modernas.
Algunos fósiles incluso conservan fragmentos de hueso dentro del intestino, evidencia de que arrancaban trozos completos de sus presas. Según Wu, estas lampreas jurásicas nadaban activamente tras peces óseos de escamas delgadas, arrancando carne como “cucharas de helado vivientes”.
“El registro fósil de lampreas suele ser escaso y fragmentario, por eso la conservación de estos ejemplares es tan sorprendente”, señaló Tetsuto Miyashita, paleontólogo del Museo Canadiense de la Naturaleza, quien no participó en el estudio.
Las lampreas modernas son conocidas por su estilo de vida hematófago: se adhieren a peces vivos y succionan su sangre. Pero los fósiles de Yanliaomyzon sugieren que las especies actuales podrían haber evolucionado de antepasados carnívoros, capaces de morder y devorar carne.
El cambio estaría relacionado con la aparición de nuevos peces óseos con escamas más finas durante el Jurásico, un recurso alimenticio que reemplazó a los peces acorazados de épocas anteriores, demasiado duros para que las lampreas primitivas pudieran aprovechar.
Los fósiles también muestran aletas largas en forma de cinta, un rasgo asociado a especies modernas que migran río arriba para reproducirse. Esto sugiere que, hace 160 millones de años, las lampreas ya habían desarrollado un ciclo de vida en varias etapas: crías filtradoras en agua dulce que más tarde migraban al océano como depredadores adultos.
Los especialistas consideran este hallazgo un avance crucial en la comprensión de uno de los grupos de vertebrados con el registro fósil más pobre.
“Es material fascinante”, afirma Michael Coates, paleontólogo de la Universidad de Chicago, “porque aporta información nueva sobre un linaje que conocemos casi siempre por partes aisladas de su boca. Ahora sabemos que en el Jurásico ya habían desarrollado una mordida formidable”.
En un mundo dominado por dinosaurios y mares repletos de depredadores, las lampreas gigantes del Jurásico nadaban como cazadores silenciosos, adelantando la evolución de un linaje que aún hoy sorprende por su resistencia.