San Luis IX nació en Poissy, Francia, en 1214 y fue rey de ese país desde 1226 hasta su muerte, ocurrida el 25 de agosto de 1270 durante la octava cruzada en Túnez. Es recordado como un monarca justo, piadoso y profundamente comprometido con su pueblo. Fue canonizado en 1297 por el papa Bonifacio VIII y se le considera un modelo de gobernante cristiano, símbolo de rectitud, servicio y devoción.
Cuando los primeros colonizadores españoles fundaron la ciudad en 1592, decidieron bautizarla como San Luis, en honor a este rey santo, y Potosí en alusión a la legendaria riqueza de las minas de plata en el Potosí, Bolivia, pues en la región se encontraron vetas minerales de gran valor.
Desde entonces, San Luis Potosí lleva en su nombre la memoria de su patrono y el eco de su vocación minera, que marcó el desarrollo histórico, económico y cultural del estado. La ciudad conserva como símbolo al San Luis Rey con la corona, el cetro y el globo terráqueo, representando la unión entre la fe, la justicia y el origen fundacional de nuestra capital.
Hoy, más de cuatro siglos después, la fiesta de San Luis Rey no solo es un motivo religioso, sino también una ocasión para reconocer nuestra historia y reafirmar la identidad potosina.
