
El cambio climático influye en el desarrollo genético
*Entre los factores de riesgo se encuentran la edad parental avanzada, infecciones, partos prematuros y la exposición a contaminantes.
Los trastornos del neurodesarrollo, como el autismo (TEA) y el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), afectan a un porcentaje creciente de la población mundial. En Europa, representan casi el 50 % del gasto sanitario anual, con un coste estimado de 800.000 millones de euros. Según la OMS, son la principal causa de años de vida perdidos por discapacidad.
Estas condiciones surgen de una interacción compleja entre genética y medioambiente, particularmente durante el embarazo y la infancia. Entre los factores de riesgo se encuentran la edad parental avanzada, infecciones, partos prematuros y la exposición a contaminantes.
Los trastornos afectan más a varones. En el caso del TDAH, se diagnostica el doble de veces en hombres, y en el TEA, hasta cuatro veces más. Las diferencias pueden explicarse por genes del cromosoma X y Y, así como por la influencia de la testosterona fetal.
Las RASopatías, enfermedades raras como el síndrome de Noonan y la neurofibromatosis tipo I, también se asocian a TEA y TDAH con prevalencias mucho más altas que en la población general. Estas afecciones están ligadas a mutaciones en la vía Ras/MAPK, clave en el desarrollo cerebral.
Además, se han identificado más de 200 sustancias neurotóxicas, como metales pesados (plomo, mercurio), plaguicidas, y ftalatos o bisfenoles, que pueden atravesar la placenta y afectar el desarrollo cerebral fetal, incluso en dosis bajas. Los estudios de biomonitorización humana (HBM) permiten medir su presencia en el cuerpo y orientar políticas públicas.
Frente a las limitaciones de los modelos animales, las nuevas tecnologías ofrecen herramientas prometedoras. El uso de células madre pluripotentes inducidas (iPS) y organoides cerebrales permite simular el desarrollo del cerebro humano y estudiar trastornos de forma más precisa, facilitando la búsqueda de tratamientos y prevención.
Gracias a estos avances, la ciencia avanza hacia una comprensión más profunda de cómo los factores genéticos y ambientales influyen en el cerebro, con el objetivo de mejorar la salud neurológica y reducir la carga de estas condiciones en la sociedad.