Ciencia

El cerebro de los insomnes sigue funcionando “en modo diurno”

Los hallazgos refuerzan la teoría de la hiperactivación cognitiva y abren la puerta a nuevas estrategias terapéuticas

Para muchas personas, irse a la cama no significa dormir, sino entrar en una especie de sala de espera mental donde los pensamientos se encadenan sin pausa. Esa experiencia, común entre quienes padecen insomnio, ha sido estudiada durante años; sin embargo, un reciente trabajo científico ofrece una mirada inédita sobre el fenómeno.

Un equipo de investigadores de Australia y Estados Unidos identificó diferencias clave en los ritmos cerebrales de personas con insomnio frente a quienes duermen sin dificultad. El estudio, publicado en Sleep Medicine, muestra que quienes sufren este trastorno mantienen un patrón de pensamiento más activo y similar al de la vigilia, incluso en momentos en los que debería iniciar la transición al sueño. Además, revela un desajuste en los ritmos circadianos que regulan la actividad mental, lo que explicaría la persistencia del insomnio en algunos casos.

Para distinguir entre factores conductuales y biológicos, los científicos aplicaron un protocolo riguroso: mantuvieron a 32 participantes mayores de 55 años despiertos durante 24 horas, sin estímulos externos ni referencias temporales. Cada hora registraron la naturaleza de sus pensamientos. Los resultados mostraron que, mientras los buenos dormidores reducían su actividad cognitiva conforme avanzaba la noche, los insomnes permanecían mentalmente activos.

El análisis permitió detectar tres alteraciones principales: una menor variación de la actividad mental a lo largo del día, un retraso de aproximadamente seis horas en el pico de actividad y un pensamiento más secuencial durante la noche. Esta última característica indica dificultades para abandonar el modo racional y organizado propio del día y entrar en un estado más libre asociado al inicio del sueño.

Los hallazgos refuerzan la teoría de la hiperactivación cognitiva y abren la puerta a nuevas estrategias terapéuticas. Intervenciones basadas en luz controlada, rutinas diurnas estables o técnicas de atención plena podrían ayudar a reforzar las señales internas que indican al cerebro cuándo es momento de desconectar, ofreciendo alternativas más precisas para tratar el insomnio persistente.

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