En plena temporada decembrina, uno de los episodios más entrañables de la televisión vuelve a cobrar relevancia: Simpsons: Roasting on an Open Fire Christmas Special (Los Simpson: asando a fuego abierto), el capítulo con el que la familia amarilla debutó como serie independiente el 17 de diciembre de 1989. Con este episodio, Los Simpson no sólo estrenaron su primera temporada, sino que marcaron el inicio de una de las producciones más longevas y exitosas de la historia televisiva.
La historia arranca cuando Bart decide tatuarse la palabra “Mamá” en el brazo durante las compras navideñas, provocando que la familia gaste sus ahorros en borrar el tatuaje. Con la esperanza puesta en el bono navideño de Homero, los Simpson confían en salvar la Navidad, pero la falta de ese ingreso desata una serie de situaciones que ponen a prueba el significado real de las fiestas.
El episodio combina una narrativa clásica navideña con el humor ácido que caracterizaría a la serie durante décadas, dejando un mensaje claro: no todo gira en torno a los regalos. Además, introduce por primera vez a Ayudante de Santa, el galgo que se convertiría en una parte fundamental de la familia.
Aunque suele considerarse el primer capítulo de la serie, Los Simpson ya habían aparecido previamente en una serie de cortos animados dentro del Show de Tracey Ullman, producidos por James L. Brooks y creados por Matt Groening en 1987. El éxito de esos segmentos llevó a Fox a apostar por un programa propio, cuyo estreno coincidió estratégicamente con la Navidad.
Curiosamente, este especial no estaba planeado originalmente como el primer episodio; problemas de animación retrasaron otros capítulos y provocaron el cambio. Por ello, el episodio carece de la icónica secuencia de introducción que más tarde se volvería característica.
A 36 años de su estreno, el especial navideño de Los Simpson sigue siendo una referencia obligada de la cultura pop y una tradición decembrina para generaciones de espectadores.
