Ciencia

El misterio detrás de la Venus atrapamoscas

Científicos revelan el secreto eléctrico detrás de su rápido movimiento

Durante siglos, la Venus atrapamoscas (Dionaea muscipula) ha desconcertado a científicos por su capacidad para moverse casi como un animal. Ahora, un grupo de investigadores japoneses ha descubierto el mecanismo molecular que permite a la planta detectar el más leve contacto y reaccionar en milisegundos.

El hallazgo, publicado en Nature Communications, identifica al canal iónico DmMSL10 como el sensor responsable de transformar el tacto en señales eléctricas y químicas dentro de la planta. Este canal actúa como un “detector de presión” que, al activarse, genera una carga eléctrica que se propaga por la hoja y ordena el cierre de la trampa.

“Por primera vez, pudimos ver cómo un toque se convierte en una respuesta viva”, explica Masatsugu Toyota, líder del estudio.

Usando técnicas de microscopía avanzada y plantas modificadas genéticamente que brillan con luz verde al activarse el calcio, el equipo observó en tiempo real cómo las señales eléctricas viajan célula por célula, hasta provocar el movimiento.

Cuando los científicos eliminaron el gen DmMSL10 mediante CRISPR-Cas9, las plantas perdieron gran parte de su “sentido del tacto”: ya no detectaban contactos suaves, como los pasos de una hormiga, y fallaban al capturar presas.

Este descubrimiento no solo explica el mecanismo de una planta carnívora única, sino que redefine el concepto de sensibilidad vegetal. A pesar de no tener nervios ni cerebro, la Venus atrapamoscas demuestra que las plantas pueden percibir y responder a estímulos físicos con una precisión comparable a la de los animales.

Los investigadores creen que mecanismos similares podrían encontrarse en otras especies, lo que abre nuevas líneas de estudio sobre cómo las plantas “sienten” su entorno.

En palabras del equipo, “la Venus atrapamoscas no piensa, pero sí siente… y lo hace con una eficiencia que muchos animales envidiarían”.

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