La transformación de los arrecifes de coral en “tierras fantasmas blancas” se ha convertido en una de las señales más alarmantes del cambio climático. Según el Informe Global sobre Puntos de Inflexión 2025, el planeta ha alcanzado su primer punto de inflexión climática: la desaparición masiva de los corales por el aumento de las temperaturas oceánicas.
Entre 2023 y 2025, el 84 % de los arrecifes del mundo enfrentará estrés térmico, provocando que los corales expulsen las algas que les dan color y alimento. Este proceso, conocido como blanqueamiento, no solo amenaza a los ecosistemas marinos, sino también a las comunidades humanas que dependen de ellos para su sustento.
Los corales, que albergan al 25 % de la vida marina, son vitales para la biodiversidad, la pesca, el turismo y la protección costera. Cuando mueren, los ecosistemas se desestabilizan, las especies pierden su hábitat y las costas quedan expuestas a olas más fuertes y erosión.
El fenómeno, provocado principalmente por el calentamiento global, se agrava con la contaminación, la sobrepesca y la acidificación del océano. En regiones como la Gran Barrera de Coral, el blanqueamiento ha alcanzado niveles críticos, con la muerte de hasta el 80 % de las colonias en algunos sectores.
Los científicos exploran estrategias para frenar el daño: restauración de corales, biobancos, sombreado marino y manipulación de nubes. Sin embargo, coinciden en una conclusión clara: la única solución duradera es reducir las emisiones y frenar el calentamiento global.
“Lo que está sucediendo es devastador, pero aún hay esperanza”, señala la ecóloga marina Molly Timmers. “Los arrecifes pueden recuperarse si actuamos ahora”.




