
¿Eres introvertido, extrovertido… o algo intermedio? La ciencia tiene una respuesta
Durante años, muchas personas se han identificado como introvertidas o extrovertidas. Pero ¿y si la mayoría no encaja del todo en una sola categoría?
La ciencia sugiere que los rasgos de personalidad no son blancos o negros, sino que existen en un continuo. Así lo afirma Dan P. McAdams, psicólogo de la Universidad Northwestern, quien sostiene que la mayoría de las personas se ubican cerca del centro entre la introversión y la extroversión.
A estos individuos se les llama ambivertidos: personas que pueden disfrutar tanto de la soledad como de la vida social, y que adaptan su comportamiento según el contexto. El término fue acuñado hace más de un siglo, y aunque no es tan popular como los extremos de la escala, es ampliamente reconocido en la psicología actual. Otro concepto, más reciente y más discutido, es el de los omnivertidos, quienes alternarían entre comportamientos extremos de ambos polos. Sin embargo, su validez es cuestionada por expertos.
Aunque herramientas como el test de Myers-Briggs han difundido ampliamente los “tipos de personalidad”, muchos psicólogos advierten que estas etiquetas simplifican demasiado una realidad mucho más compleja. De hecho, la ciencia actual favorece modelos más flexibles, como el de los «cinco grandes rasgos», que permiten matices y cambios con el tiempo.
Investigaciones recientes también desmontan mitos comunes: ser extrovertido no garantiza habilidades sociales superiores, y los introvertidos no son necesariamente distantes. De hecho, muchas personas pueden beneficiarse psicológicamente al actuar de forma contraria a su inclinación habitual.
En el fondo, todos tenemos una mezcla de ambos mundos. Ser adaptable, dicen los expertos, es una de las mejores herramientas para afrontar la vida en un mundo cada vez más dinámico y socialmente exigente.