Francis Ford Coppola, reconocido por su audacia y visión cinematográfica, atraviesa un momento financiero complicado tras el estreno de ‘Megalopolis’, su más reciente proyecto. La película, que costó más de 120 millones de dólares financiados en gran parte por el propio director, apenas recaudó unos 14 millones a nivel mundial.
Para mitigar el impacto económico, Coppola ha decidido poner en subasta siete relojes de su colección personal, con valores que van desde unos pocos miles de dólares hasta un prototipo único de F.P. Journe estimado en 1 millón, co-diseñado por el propio cineasta. Este reloj, de titanio y con un diseño basado en una mano humana para indicar las horas, fue llevado por Coppola al estreno de la película en Cannes.
Más allá del valor económico, la subasta refleja los desafíos que enfrenta el cine de autor en la era moderna, donde los grandes riesgos financieros y la dependencia de modelos de distribución tradicionales se combinan con la incertidumbre del público y los cambios en la industria.
Coppola ha reconocido que, aunque muchas de sus películas tienden a ser valoradas con el tiempo, esta vez el margen de recuperación será más largo, dejando en evidencia la presión que los cineastas independientes pueden enfrentar al apostar “todo por una visión”. La subasta de sus relojes es un símbolo de la intersección entre su pasión artística y los desafíos financieros de seguir produciendo cine personal en un mercado cada vez más complejo.



