Un descubrimiento paleontológico en el sur de Brasil ha revelado una especie que podría transformar la comprensión de la evolución temprana de los arcosaurios. Se trata de Tainrakuasuchus bellator, un depredador de hace 240 millones de años, cuyos restos fueron encontrados en el municipio de Dona Francisca, en Rio Grande do Sul. Aunque su silueta recuerda a la de un pequeño dinosaurio, este reptil pertenece al linaje primitivo de los cocodrilos modernos.
El estudio, publicado en Journal of Systematic Palaeontology, describe a un animal de 2.4 metros de largo, 60 kilos de peso y una anatomía diseñada para la cacería: cuello flexible, mandíbula fina con dientes curvados hacia atrás y un lomo protegido por osteodermos. Estas características lo convertían en un depredador ágil y especializado en emboscar presas en los ecosistemas del Triásico Medio, una etapa previa al auge de los dinosaurios.
Su clasificación como pseudosuquio —grupo ancestral de los cocodrilos— es clave para entender la diversidad de criaturas que ocuparon los nichos ecológicos antes del dominio dinosauriano. El hallazgo confirma que Sudamérica fue un territorio relevante para la evolución de estos reptiles, ampliando un registro fósil que hasta ahora se concentraba principalmente en África y el hemisferio norte.
El descubrimiento también refuerza una conexión biogeográfica sorprendente: la similitud entre Tainrakuasuchus y un reptil hallado en Tanzania en los años treinta. Ambos vivieron cuando Sudamérica y África formaban parte de Pangea, lo que permitía la distribución compartida de fauna entre regiones hoy separadas por océanos.
Con este fósil excepcionalmente conservado, paleontólogos brasileños recuperan un capítulo olvidado de la evolución y confirman que los paisajes triásicos del sur del continente aún guardan historias decisivas para reconstruir el origen de los grandes linajes reptilianos.
