
Uno de los tesoros arquitectónicos con mayor valor histórico y simbólico en la Huasteca potosina ha recobrado su esplendor. Se trata del quiosco porfiriano ubicado en la explanada principal de Tampamolón Corona, el cual fue restaurado recientemente bajo la supervisión del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en coordinación con especialistas en conservación y restauración de bienes patrimoniales.
Este emblemático pabellón, construido en 1889 para conmemorar la Independencia de México y que originalmente se encontraba en la plaza principal de San Luis Potosí, fue trasladado en 1948 por órdenes del entonces gobernador Gonzalo N. Santos Rivera, como parte de un proyecto de “embellecimiento” de su localidad natal.
Durante el ciclo de conferencias “Diálogos” del Centro INAH San Luis Potosí, los restauradores Rosa Martha Ramírez Fernández y Omar Israel Ramírez García detallaron el trabajo técnico y metodológico que permitió devolverle su dignidad estética a esta estructura de hierro forjado.
La restauración partió de una exhaustiva investigación documental y fotográfica. Aunque durante décadas se creyó que el quiosco tenía origen europeo, los especialistas confirmaron que el hierro fue producido en México, con piezas provenientes de las ferrerías Encarnación (Zimapán, Hidalgo) y Comanja (Lagos de Moreno, Jalisco), ambas vinculadas con proyectos de urbanismo y ferrocarriles durante el Porfiriato.
De hecho, se hallaron similitudes estructurales entre este quiosco y el que se encuentra en la cabecera de Lagos de Moreno, lo que indica que compartieron moldes y materiales.
En su segunda etapa, ya en Tampamolón, el quiosco fue colocado sobre un nuevo basamento circular de concreto armado recubierto con piedra laja, el cual también fue intervenido como parte del proyecto.
El diagnóstico inicial reveló un severo deterioro: faltantes, corrosión, deformaciones, pérdida de recubrimientos y acumulación de suciedad en elementos clave como la cubierta, pináculos, columnas, celosías y balaustradas.
Los trabajos se desarrollaron en dos fases: primero, se intervinieron láminas, aleros y estructura interna, y después se restauraron celosías, columnas y barandales. Se utilizaron materiales compatibles con el original, como hierro fundido, acero galvanizado y piedra arenisca. También se aplicaron técnicas de limpieza química, análisis estratigráfico, microfotografías y recuperación del color original.
La restauración contó con el trabajo colaborativo de especialistas como Eduardo Ortiz Hernández, Harol Ayala Pérez, Silvia Marín Tirado y Yannick Díaz Flores, además del apoyo de estudiantes de la Facultad del Hábitat de la UASLP.
El quiosco de Tampamolón, símbolo del “lugar de muchos jabalíes” —según la traducción del tének—, vuelve a erguirse como un referente de la historia, la identidad regional y el legado cultural de San Luis Potosí.