
Ir al teatro sincroniza tu cerebro con los demás, y la ciencia lo confirma
Cuando los intérpretes sostenían contacto visual con los espectadores.
Un nuevo estudio del University College de Londres reveló que asistir a una función de danza en vivo genera una conexión neuronal real entre los espectadores. A través de tecnología de electroencefalografía móvil, investigadores midieron la actividad cerebral de más de 60 personas durante una obra contemporánea llamada Detective Work, y compararon los resultados con quienes la vieron grabada, ya sea en grupo o de forma individual.
La diferencia fue clara: las ondas cerebrales en la banda delta (1–4 Hz), relacionadas con la atención y la emoción, se sincronizaron mucho más intensamente entre los asistentes a las funciones en vivo. Este fenómeno, conocido como interpersonal neural synchrony, se intensificó especialmente cuando los bailarines rompían la “cuarta pared” y miraban directamente al público.
Uno de los momentos más impactantes fue durante una sección titulada Unison, cuando los intérpretes sostenían contacto visual con los espectadores. En ese instante, la sincronización neuronal alcanzó su punto máximo. Esta conexión emocional, tan valorada por artistas escénicos, ha sido finalmente comprobada de forma medible.
Además, el estudio mostró que el entorno también importa: ver una grabación en grupo generó más sincronización que verla en solitario, aunque menos que en vivo.
Más allá del entretenimiento, este hallazgo sugiere que las artes escénicas tienen un efecto profundo sobre la cohesión social. Los científicos proponen que esta conexión cerebral podría aprovecharse en terapias colectivas o contextos educativos.
En una era dominada por el consumo digital individual, este estudio ofrece un poderoso argumento a favor de regresar al teatro y compartir experiencias artísticas en comunidad. Porque cuando asistimos juntos, nuestros cerebros bailan al mismo ritmo.