Cada año, el número de insectos que sobrevuelan, se arrastran o excavan en ciertas regiones del planeta disminuye entre uno y dos puntos porcentuales. En algunas zonas, esto podría significar la pérdida de hasta un tercio de todos los insectos en dos décadas, advierten científicos en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).
Aunque algunas poblaciones de insectos están creciendo, el declive general es preocupante, debido a múltiples factores: deforestación, cambio climático, especies invasoras, agricultura industrializada y contaminación lumínica. Los insectos desempeñan roles fundamentales en la polinización, el equilibrio de los ecosistemas y la producción de alimentos, por lo que su pérdida tendría efectos directos en la biodiversidad y la seguridad alimentaria global.
Los informes muestran casos diversos: la mariposa Agraulis vanillae prospera en California gracias al cultivo de su planta anfitriona, mientras que Euchloe ausonides ha sufrido un fuerte descenso debido al cambio climático, pérdida de hábitat y plaguicidas. Incluso la famosa mariposa monarca ha registrado declives constantes en algunas regiones, pese a condiciones climáticas favorables temporales.
Los científicos señalan que aún hay esperanza. Iniciativas de conservación, como la inversión de Alemania y Costa Rica en monitoreo e investigación, y la participación ciudadana mediante aplicaciones como iNaturalist, ayudan a rastrear y proteger insectos.
A nivel individual, es posible contribuir reduciendo plaguicidas en jardines, cultivando plantas autóctonas, dejando áreas naturales y evitando la iluminación excesiva durante la noche. “La gente puede ser un poquito más vaga y eso beneficiará a los insectos”, dice la zoóloga Lusha Tronstad.
Pequeños cambios locales suman y pueden ayudar a revertir las pérdidas de insectos, protegiendo la biodiversidad y la salud de los ecosistemas que sostienen la vida en la Tierra.