
Los 4 Fantásticos: Primeros pasos’, el debut triunfal de Marvel con su primera familia
No solo es la mejor versión que Marvel ha ofrecido de este icónico grupo, sino también una reivindicación al cine de superhéroes
Los 4 Fantásticos: Primeros pasos marca no solo el arranque de la Fase 6 del Universo Cinematográfico de Marvel (UCM), sino también una radical reivindicación de una estética y sensibilidad cinematográfica que parecía perdida. Dirigida por Matt Shakman, esta reinterpretación de la Primera Familia de Marvel se aleja del ruido y la saturación visual del cine de superhéroes contemporáneo para sumergirse en una Nueva York alternativa, sesentera y estilizada, donde la ciencia, el optimismo colectivo y la imaginación tienen más peso que la destrucción masiva.
Desde su ambientación retrofuturista inspirada en los años 60 —en la Tierra-828, un guiño al cumpleaños de Jack Kirby—, hasta su puesta en escena bañada en colores de celuloide y texturas propias del Color by DeLuxe, la cinta se erige como una cápsula del tiempo que dialoga con el cine clásico, particularmente con el legado del director Stanley Donen. Si Donen, autor de joyas como Cantando bajo la lluvia, tuvo que improvisar una entrada forzada a la ciencia ficción con Saturno 3 (una película fallida pero hoy de culto), Shakman toma ese espíritu de juego de géneros y lo aplica con naturalidad, fusionando aventura cósmica, comedia romántica y drama familiar con una delicadeza que sorprende.
La historia sigue los pasos de los astronautas Reed Richards (Pedro Pascal), Sue Storm (Vanessa Kirby), Johnny Storm (Joseph Quinn) y Ben Grimm (Ebon Moss-Bachrach), quienes obtienen sus poderes tras ser alcanzados por rayos cósmicos durante una expedición espacial. A su regreso, son recibidos como héroes nacionales, símbolo de una humanidad en busca del progreso. Pero la armonía se ve amenazada por la llegada de Silver Surfer (Julia Garner) y su mensaje apocalíptico: Galactus, el devorador de mundos, se aproxima.
Lejos de recurrir a una cascada de enfrentamientos, Primeros pasos apuesta por los vínculos entre personajes, el humor inteligente y los pequeños gestos cotidianos (como instalar una sillita de bebé en el coche). La película logra que una historia de escala cósmica se sienta íntima, con la ciudad de Nueva York —y más específicamente Times Square— funcionando como el corazón emocional del relato. En ese sentido, el film parece más interesado en la humanidad de sus protagonistas que en sus poderes, lo que otorga a la narrativa un aire entrañable y profundamente empático.
Vanessa Kirby brilla como Sue Storm, en una interpretación magnética y contenida que dota de profundidad emocional a una heroína que muchas veces ha sido maltratada en versiones anteriores. Pascal, Quinn y Moss-Bachrach aportan carisma y naturalidad a sus roles, y aunque algunos personajes secundarios (como los interpretados por Natasha Lyonne o Sarah Niles) quedan desaprovechados, el conjunto funciona gracias a un guion que privilegia el tono, el ritmo y la construcción del mundo por encima del artificio.
La dirección artística es impecable: desde los laboratorios con monitores monocromo hasta el robot H.E.R.B.I.E. y los discos de vinilo, todo está pensado para evocar una era de televisión educativa, revistas pulp y dibujos animados que alimentaban la imaginación popular. La banda sonora de Michael Giacchino completa la experiencia con una partitura que equilibra nostalgia y épica sin caer en lo grandilocuente.
Y como broche, Primeros pasos incluye dos escenas postcréditos que no son simples cebos promocionales, sino momentos de verdadero cariño hacia los personajes.
En definitiva, Los 4 Fantásticos: Primeros pasos no solo es la mejor versión que Marvel ha ofrecido de este icónico grupo, sino también una reivindicación de que el cine de superhéroes puede ser juguetón, inteligente y emocional sin perder espectacularidad.