
Los hábitos de una persona con inteligencia superior
Estudios recientes revelan que hábitos comúnmente mal vistos, como tener la habitación desordenada o preferir la soledad, pueden estar ligados a mentes brillantes y altamente creativas.
¿Quién no ha sido regañado alguna vez por tener el cuarto hecho un desastre en la infancia? ¿Y cuántas veces un padre o madre no ha sentido frustración al ver el caos que sus hijos dejan a su paso? Aunque pueda parecer preocupante, nuevas investigaciones sugieren que el desorden podría ser señal de algo positivo: inteligencia superior.
Un estudio realizado por psicólogos de la Universidad de Minnesota, publicado por la Association for Psychological Science, encontró que un entorno desordenado puede fomentar la creatividad y el pensamiento innovador.
En uno de los experimentos, los participantes fueron divididos entre quienes trabajaban en un escritorio impecable y quienes lo hacían en uno caótico. Después de completar una serie de tareas, se les pidió idear usos creativos para una pelota de ping pong. ¿El resultado? Las ideas más originales vinieron del grupo que estuvo en el espacio desordenado.
“Estar en una sala desordenada condujo a algo que las empresas, las industrias y las sociedades más desean: creatividad”, explicó la investigadora principal Kathleen Vohs.
Este grupo también se mostró más proclive a elegir productos novedosos sobre los tradicionales, lo cual refuerza la idea de que el desorden estimula el pensamiento no convencional y la apertura a nuevas experiencias.
Cabe aclarar que el estudio no desprestigia los beneficios de un entorno organizado. Quienes estuvieron en la sala ordenada mostraron comportamientos asociados al autocontrol y la moralidad: fueron más generosos al donar dinero a una causa benéfica y optaron con mayor frecuencia por una manzana en lugar de chocolate. Orden y disciplina, sin duda, también tienen su valor.
Otro estudio —esta vez publicado en el British Journal of Psychology por los investigadores Norman Li y Satoshi Kanazawa— encontró una curiosa relación entre la inteligencia y la necesidad de socialización.
Basados en una encuesta con más de 15 mil jóvenes de entre 18 y 28 años, descubrieron que, en general, las personas se sienten más felices al interactuar con sus amigos. Pero había una excepción notable: en individuos con un coeficiente intelectual elevado, la felicidad aumentaba cuando pasaban más tiempo solos.
Esta correlación sugiere que las personas más inteligentes tienden a disfrutar de la soledad como espacio para pensar, crear o simplemente recargar energía.
Aunque estos estudios no aseguran que todas las personas desordenadas o solitarias sean genios, sí ofrecen nuevas formas de interpretar conductas comúnmente juzgadas. La creatividad, la independencia de pensamiento y la preferencia por entornos menos estructurados podrían ser indicios de una mente curiosa y sofisticada.
Así que la próxima vez que veas un escritorio lleno de papeles o a alguien feliz en su propio mundo, tal vez no estés viendo a alguien descuidado o antisocial… sino a una mente brillante en acción.