Los perros han sido considerados durante siglos los mejores amigos del ser humano, pero recientes estudios científicos confirman que su compañía va más allá del afecto. Una investigación realizada en la Universidad de Cambridge reveló que interactuar con un perro al menos 15 minutos diarios ayuda a reducir los niveles de cortisol, la hormona asociada al estrés y la ansiedad.
El simple hecho de acariciar a un perro, jugar con él o incluso compartir el espacio, genera un efecto calmante que mejora la salud emocional de las personas. Este vínculo especial se debe a que el contacto con los perros estimula la liberación de oxitocina, la hormona relacionada con el apego y la tranquilidad.
Debido a estos beneficios, cada vez más hospitales, universidades y centros de salud mental incorporan programas de terapia asistida con perros. En estos espacios, los animales ayudan a pacientes con depresión, ansiedad y estrés postraumático, contribuyendo a su recuperación emocional y fortaleciendo su sentido de seguridad.
Además, la convivencia con perros fomenta rutinas saludables. Pasearlos diariamente implica actividad física, lo que mejora la salud cardiovascular y fortalece el sistema inmune. Para muchas personas, los perros representan un apoyo constante que les recuerda que no están solos.
Los científicos concluyen que estos compañeros de cuatro patas no solo son parte de la familia, sino también aliados fundamentales para la salud mental y emocional.