En los bosques húmedos del norte de Tailandia, dos cobras reales macho —de más de 3.5 metros de longitud— se enroscan una contra la otra en un hipnótico duelo. A simple vista parece un ritual de apareamiento, pero en realidad es una lucha por el derecho a reproducirse… sin derramar una sola gota de veneno.
Investigadores liderados por Max Jones, de la Universidad Tecnológica de Suranaree, documentaron por primera vez en detalle este asombroso comportamiento: combates rituales donde los machos se enredan como cintas de regaliz durante más de media hora, intentando empujar la cabeza del rival contra el suelo sin recurrir a mordeduras letales.
Este hallazgo, publicado en la revista Ecology and Evolution, muestra un lado poco conocido de estas letales depredadoras: su capacidad de establecer reglas implícitas en medio de la competencia. Las cobras reales —conocidas por devorar otras serpientes y ser ocasionalmente caníbales— evitan usar su veneno, quizás porque enfrentarse a un contrincante de tamaño similar implicaría un riesgo mortal para ambos.
Estos duelos ocurren durante la temporada de apareamiento y sugieren que conservar los hábitats donde se llevan a cabo es clave para proteger a esta especie, hoy dividida en cuatro subespecies distintas. “Durante el combate quedan exhaustas y vulnerables, incluso expuestas a los humanos”, señala Jones.
Comprender mejor sus territorios de reproducción podría ayudar a garantizar la supervivencia de la cobra real, uno de los depredadores más impresionantes y temidos del planeta.