Materia oscura: un enigma que aún desafía a la ciencia
Aunque no podemos verla, su presencia se deduce por los efectos gravitatorios

En el ciclo Noticias del cosmos de El Colegio Nacional, la astrónoma Rosa González, del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica de la UNAM, habló sobre uno de los mayores misterios del universo: la materia oscura.
Aunque no podemos verla, su presencia se deduce por los efectos gravitatorios que ejerce sobre las galaxias y la estructura a gran escala del cosmos. “Sin la materia oscura, el Universo habría evolucionado más lentamente”, explicó González.
Uno de los ejemplos recientes es la galaxia NGC 1277, cuya curva de rotación sigue un patrón kepleriano. Está compuesta por estrellas muy antiguas y no presenta formación estelar activa. Casos así ayudan a entender mejor el fenómeno, aunque —advirtió— “hemos tenido poco o nulo progreso en la identificación de una partícula de materia oscura”.
La historia de este enigma se remonta a los trabajos de Johannes Kepler, Newton y Galileo, quienes, basándose en observaciones precisas como las de Tycho Brahe, sentaron las bases para comprender el movimiento de los astros. Siglos después, en la década de 1970, Vera Rubin estudió la rotación de las galaxias y encontró que las estrellas se movían de forma inesperada, lo que apuntaba a una gran cantidad de masa invisible. Antes, en 1930, Fritz Zwicky ya había propuesto la existencia de materia no visible para explicar la velocidad de las galaxias en cúmulos.
Las evidencias de materia oscura incluyen:
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La radiación cósmica de fondo.
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La distribución de la materia a gran escala.
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El comportamiento de galaxias y cúmulos.
Hoy se estima que el Universo está formado por un 5% de materia ordinaria, 24% de materia oscura y 70% de energía oscura.
Existen teorías alternativas, como la Dinámica Newtoniana Modificada (MOND) de Mordehai Milgrom, que ajusta las leyes de la gravedad para explicar ciertos fenómenos sin recurrir a materia oscura, aunque presenta limitaciones.
Para González, el avance más importante ha sido entender la magnitud del problema y explorar las posibles soluciones: “No hemos encontrado la partícula, pero cada descubrimiento nos acerca a comprender qué es lo que realmente sostiene y moldea el universo”.