Un hallazgo inesperado del rover Perseverance ha generado gran interés entre el equipo de la misión Mars 2020. En una zona cercana al cráter Jezero, el explorador detectó una roca inusual bautizada como Phippsaksla, cuya composición no coincide con la del terreno marciano donde fue encontrada. La NASA sospecha que podría tratarse de un meteorito metálico, un tipo de objeto visto antes en otras misiones, pero nunca en esta región.
El descubrimiento ocurrió en Vernodden, un sector dominado por rocas planas y erosionadas. En medio de este paisaje uniforme, Phippsaksla destacaba por su tamaño y forma, lo que llevó a los científicos a seleccionarla para un análisis más profundo. Las imágenes de Mastcam-Z revelaron una superficie llena de agujeros, cavidades y tonalidades que contrastan con las rocas locales.
El instrumento SuperCam confirmó que la composición química de la roca es rica en hierro y níquel, una combinación típica de los meteoritos metálicos originados en el interior de antiguos asteroides. Esta evidencia reforzó la sospecha de un origen externo. Sin embargo, la NASA aún debe descartar posibles procesos geológicos locales antes de confirmar oficialmente que se trata de un meteorito.
Meteoritos similares han sido hallados en otras misiones, como Curiosity y Opportunity, pero Perseverance no había encontrado ninguno en Jezero, a pesar de la presencia de pequeños cráteres que sugieren impactos frecuentes. Phippsaksla podría ayudar a comprender cómo se distribuyen estos objetos en Marte y qué factores influyen en su conservación.
Confirmar que la roca es un meteorito permitiría estudiar materiales formados hace miles de millones de años en un entorno poco alterado. Además, su análisis podría ofrecer pistas sobre la historia ambiental del planeta. El equipo seguirá investigando si vale la pena tomar una muestra del objeto para una futura misión de retorno a la Tierra.




