Lo que empezó como un proyecto en bares regiomontanos ha crecido hasta convertirse en el tributo más grande a Pink Floyd en México. La agrupación Marrano Rosa llegará este septiembre a dos de los recintos más imponentes del país: la Arena CDMX (11 de septiembre) y la Arena Monterrey (25 de septiembre).
El grupo, integrado por nueve músicos y acompañado por el trío vocal Las Holidays, ha construido en los últimos años un espectáculo inmersivo que combina música, luces, visuales y crítica social, en sintonía con el legado de los británicos.
El guitarrista y vocalista Roi Zerda asegura que su misión no es solo replicar la música de Pink Floyd, sino ofrecer una experiencia completa:
“Buscamos que los asistentes vean algo nuevo y se lleven algo positivo, no solo con la música, también con la experiencia visual donde ponemos los llamados easter eggs”.
Por su parte, el tecladista Óscar Elizondo enfatiza el nivel de producción:
“El show de luces es espectacular. Además, la calidad del sonido es superior. Somos nueve músicos en escena y cada detalle se ha perfeccionado”.
Este año, la banda celebra los 50 años de Wish You Were Here, interpretando el disco completo en orden, además de clásicos infaltables como Time y Money.
“Tratamos de cubrir las tres etapas de Pink Floyd porque cada quien tiene su favorita. Siempre incluimos un álbum entero y este año tocamos Wish You Were Here completo”, explicó el bajista Enrique Farías.
A diferencia de otros tributos, Marrano Rosa personaliza cada concierto según la ciudad y la coyuntura social. Para ello, incluso se apoyan en la inteligencia artificial para generar visuales en tiempo récord.
“El show en Monterrey no será igual al de CDMX. Nos gusta mutarlo constantemente, por eso decimos que es un Pink Floyd happening”, dice Zerda.
La crítica social, en lugar de dirigirse a políticos como lo hacía Roger Waters, se enfoca en el propio espectador:
“Lo exponemos desde tu experiencia diaria: tú que lo votaste, tú que lo vives. La crítica es para ti”, sintetiza el vocalista.
El espectáculo no se limita al tiempo en el escenario. Según Elizondo, todo comienza desde que el público cruza las puertas:
“Ponemos frecuencias de audio para relajar la mente. La idea es que sea inmersivo desde el inicio hasta la salida”.
Con su nombre —una reinterpretación latina del cerdo icónico de Pink Floyd— y su ambición artística, Marrano Rosa ha conseguido lo que pocos tributos: unir fidelidad musical con innovación escénica.