Ciencia

¿Podemos borrar recuerdos?

La ciencia avanza en la manipulación de la memoria

Olvidar a voluntad una experiencia dolorosa ha sido durante siglos un anhelo humano y, al mismo tiempo, un tema de ciencia ficción. Sin embargo, en los últimos años la neurociencia ha comenzado a acercarse a lo que antes parecía imposible: modificar, debilitar o incluso “borrar” recuerdos específicos en el cerebro.

La motivación principal detrás de estas investigaciones no es caprichosa. Millones de personas en el mundo viven con trastornos como el estrés postraumático (TEPT), donde memorias de guerra, accidentes o violencia vuelven una y otra vez con una intensidad incapacitante. La pregunta que guía a los científicos es clara: ¿es posible intervenir en el cerebro para suavizar o eliminar el poder de esos recuerdos?

  • En estudios con ratones, neurocientíficos lograron identificar las neuronas donde se almacenan memorias de miedo y, mediante luz láser (técnica de optogenética), desactivarlas o reprogramarlas.

  • Investigaciones en humanos han mostrado que administrar ciertos medicamentos mientras se reactiva un recuerdo puede interferir en su reconsolidación, es decir, en el proceso que lo vuelve a “guardar” en el cerebro después de recordarlo. Así, el recuerdo pierde fuerza o se transforma.

Un enfoque prometedor combina psicoterapia con fármacos que bloquean la adrenalina y otras sustancias ligadas al estrés. El resultado: los recuerdos no desaparecen por completo, pero sí pierden su carga emocional más dolorosa. Esto podría ayudar a quienes no logran dormir, trabajan o vivir en paz debido a recuerdos traumáticos.

La posibilidad de borrar recuerdos abre debates profundos:

  • ¿Quién decide qué memorias merecen ser eliminadas?

  • ¿Qué pasaría si se usara esta tecnología para manipular a personas o alterar su identidad?

  • ¿Podría afectar también recuerdos positivos asociados a los negativos?

“Estamos apenas en los primeros pasos. La idea no es borrar la memoria como si fuera un archivo en la computadora, sino modular su intensidad para ayudar a pacientes con sufrimiento extremo”, explicó recientemente un equipo de investigadores del MIT.

Aunque todavía faltan años para que estas técnicas se apliquen de forma segura y generalizada en humanos, los avances muestran que la memoria es más maleable de lo que pensábamos. En el futuro, olvidar no dependería solo del tiempo, sino también de la ciencia.

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