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Hablemos de Teatro: El exorcista

* La adaptación de Alejandro Herrera trae unos efectos que hacen de esta obra, una de las más terroríficas e impresionantes del país

En 1973, William Friedkin lleva a la pantalla grande la adaptación cinematográfica del libro “El exorcista”, de William Peter Blatty, causando pánico y terror entre todo el público que se adentró a una sala de cine para observar la que, hasta la fecha, se considera la película más terrorífica de todos los tiempos.

Basada en hechos reales, el largometraje se afianzó rápidamente como una joya del terror por los efectos especiales con los que se realizó, pues para la época, era imposible imaginar que, a la pantalla grande, pudieran llegar escenas tan espeluznantes como una niña girando su cabeza 180 grados.

Años después, este fantástico filme tuvo su adaptación teatral, llegando a diferentes recintos de todo el mundo, buscando que todos los espectadores puedan vivir la experiencia de contemplar lo que es un exorcismo a tan solo unos metros de distancia. Por supuesto, México no sería la excepción y montaría diferentes adaptaciones a lo largo de estos años; pero en este caso, les vengo a hablar de la más reciente, la que acaba de iniciar gira por diferentes partes del país: El exorcista de Alejandro Herrera.

Alejandro Herrera trae una adaptación bastante interesante, pero vámonos por partes, primero hablemos de la historia; si bien, esta obra trae la esencia y sobre todo, la base, de la película, para nada es la historia que conocemos. Herrera nos cuenta lo que sucede con una actriz reconocida que reside en Estados Unidos, la cual, vive con su hija, Regan, es esta última quien encuentra en su nueva casa una ouija, y es en el instante que juega con ella cuando los sucesos paranormales empiezan a suceder.

Una vez conocida la trama, es importante hacer énfasis en el guion, ya que es una adaptación muy, pero muy mexicana; con bastantes maldiciones propias del país, la obra olvida por completo que está situada en otro país, por lo que algo tan importante como el ambiente donde se desarrolla pasa a segundo término y se convierte en algo irrelevante; a la par, de que el uso excesivo de maldiciones termina por mostrarnos un guion algo forzado, si bien, en las escenas del exorcismo, estas mismas son las que le dan un toque único, en el resto de la obra no es así, sobre todo al principio de la misma, por lo que el espectador tiene que aventarse un sinfín de maldiciones completamente innecesarias.

Punto número tres, el desarrollo de la obra; aquí sí quiero hacer un énfasis enorme, vamos a hablar de las dos razones por las que considero que vale totalmente la pena ver esta adaptación, primero, la producción. Alejandro Herrera, junto a sus productores, aventaron la casa por la ventana y montaron una escenografía simplemente excepcional; una puerta, escaleras, una habitación, una sala y un manejo de luces que transportan al espectador a diferentes locaciones utilizando solo la sombra de los personajes.

Una vez que el asistente explora y se deja llevar por el escenografía, llega Alejandro junto a su equipo y nos envuelve aún más utilizando la segunda razón: los efectos. Si no te animas a ver esta obra porque piensas que esta manejará efectos que para nada serán como los de la película, déjame decirte que estas equivocado, pues esta puesta en escena sabe manejar estos mismos de gran manera, tan es así, que por momentos el espectador piensa que está en un show de magia, pues no puedes explicar cómo es que la cama levita, como es que la propia actriz está levitando, no te explicas nada de lo que está sucediendo y solo te dejas desenvolver con unos efectos dignos de una película (Eso sí, no esperes que la actriz gire la cabeza 180 grados, porque los efectos no dieron para tanto).

¿Cuál es el problema? Que al ser varias locaciones, al querer llevar la historia por diferentes partes a la vez, a las escenas más cruciales de la misma, no le dan el tiempo que se merece. ¿A qué me refiero? Justo en las escenas del exorcismo, cuando el espectador esta al filo de la butaca, deciden cortar la escena y pasarse a otra cosa completamente distinta, perdiendo totalmente la atención y emoción del espectador, pues cuando se regresa a ese tipo de escenas, ya se perdió la tensión con la que se tenía a todo el recinto. Sin mencionar que en la función que me toco observar, hubo un intermedio en un pésimo momento para hacerlo, se pudo observar un fallo en el escenario, el cual, me gustaría pensar, fue la razón por el cual se pauso la obra, pero si no es así, si realmente el intermedio está programado para esa parte del espectáculo, me parece una de las peores decisiones de esta obra.

Con respecto a la actuación no hay nada de que quejarse, la perfecta interpretación de Diego de Erice, así como la de Verónica Jaspeado, Alejandro Herrera y por supuesto, las dos niñas encargadas de darle vida al personaje de Regan (Porqué si, son dos niñas) hacen que esta obra se disfrute también por sus personajes, ya que, aunque hay diferentes de estos que solo salen dos minutos, siendo completamente de relleno, la mayoría o mejor dicho, los centrales, terminan por ser personajes construidos de gran manera.

El exorcista de Alejandro Herrera es una obra que vale la pena ver por sus extraordinarios efectos, no esperes un gran guion (aunque si hay frases de este que terminan siendo icónicas y cómicas, como la de «No mames Karras»), o una historia fuera de lo común, pues al ser una adaptación termina siendo lo mismo de siempre, una familia que llega a una casa nueva y/o la casa tiene fantasmas o hacen lo posible por traerlos (como jugar ouija).

A pesar de eso, es una obra que vale totalmente la pena ver, pues logra todos los cometidos que se promete, espantarte es el principal. Déjate desenvolver por los extraordinarios efectos y disfruta de una obra que, en consideración propia, no es apta para niños. Las actuaciones, la escenografía y los efectos, hacen de esta obra una perfecta opción para asustarse en estos meses donde el terror abunda.

PD: Si, si montan escenas icónicas que observamos en la película, la llegada del sacerdote a la casa es una de ellas y en mi opinión, perfectamente bien lograda.

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