Un equipo internacional de astrónomos anunció que logró detectar ecos de rayos X provenientes de un agujero negro en la Vía Láctea, a unos 8 mil años luz de la Tierra.
El fenómeno se produce cuando la materia que cae al agujero negro emite radiación que rebota en el gas circundante, generando un eco luminoso detectable desde nuestro planeta. Esta observación, realizada con telescopios de la NASA y la ESA, confirma teorías sobre cómo los agujeros negros interactúan con su entorno.
“Es como escuchar el eco de una voz en una caverna cósmica”, señaló el astrofísico William Alston. El hallazgo permitirá comprender mejor la dinámica de estos objetos, famosos por su capacidad de deformar el espacio-tiempo.
Este tipo de avances refuerza la importancia de los telescopios terrestres y espaciales como herramientas complementarias. Mientras los primeros ofrecen mayor precisión, los segundos permiten observar fenómenos en longitudes de onda inaccesibles desde la atmósfera.
Cada eco detectado acerca a la humanidad a comprender el comportamiento de los fenómenos más extremos del universo.