La costa sur de Texas ha sido escenario de un hallazgo sorprendente: la aparición de la medusa Drymonema larsoni, conocida como “pink meanie” o “malvada rosada”. Este inusual ejemplar, de color rosado intenso y tentáculos que pueden superar los 20 metros, es depredador de otras medusas, principalmente de la medusa luna (Aurelia aurita).
Jace Tunnell, biólogo marino del Harte Research Institute en Corpus Christi, fue uno de los primeros en alertar sobre su presencia, tras encontrar varios ejemplares varados en la arena. A diferencia de otras medusas, las pink meanie no poseen estómago y digieren a sus presas directamente con sus tentáculos, un proceso que puede completarse en menos de tres horas.
A pesar de su tamaño imponente —pueden pesar hasta 20 kilos—, su picadura es leve para los humanos. Su rareza y comportamiento depredador las convierten en un misterio para la ciencia. Apenas se conoce su ciclo reproductivo, longevidad o patrones migratorios. Su reciente aparición ha sido comparada por Tunnell con el hallazgo de un “fósil viviente”, y recuerda lo poco que conocemos del fondo marino y su biodiversidad oculta.