Una poderosa tormenta solar está golpeando la Tierra en tiempo real y podría intensificarse durante la noche, según confirmó la Agencia Espacial Europea (ESA). El fenómeno, catalogado como uno de los más fuertes del actual ciclo solar, ya está generando auroras visibles en lugares poco habituales del hemisferio norte y podría afectar infraestructuras tecnológicas clave en las próximas horas.
El origen del episodio se remonta al 11 de noviembre, cuando una llamarada solar de clase X5.1 —una de las más intensas de los últimos años— fue detectada a las 10:04 UTC. Minutos después, los observatorios LASCO (SOHO) y CCOR-1 (GOES-19) confirmaron una eyección de masa coronal (CME) de alta velocidad dirigida directamente a la Tierra, viajando a más de 1500 km/s.
La ESA informó que el planeta ha sido impactado ya por dos CME consecutivas, y una tercera podría llegar en las próximas horas, con posibilidad de fusionarse con las anteriores y amplificar la tormenta geomagnética. El evento ha sido clasificado como G4 (severo) en la escala oficial.
La tormenta está generando interferencias en comunicaciones de radio de alta frecuencia en zonas expuestas de Europa, África y Asia. También se registra un incremento de partículas energéticas que representan un riesgo para los satélites en órbita.
Los modelos indican que el campo magnético terrestre podría comprimirse hasta ocho veces, lo que aumenta la posibilidad de fallos en sistemas satelitales, GPS y redes eléctricas en zonas de alta latitud.
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Satélites y sistemas de navegación: riesgo de anomalías, errores de posicionamiento o interrupciones temporales.
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Redes eléctricas: posibles fluctuaciones en regiones de alta latitud.
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Comunicaciones por radio: interferencias en frecuencias altas, especialmente en aviación.
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Población en superficie: sin riesgo directo para la salud.
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España: según el Ministerio de Ciencia, no es una zona de alto riesgo, aunque podrían registrarse efectos menores en el GPS y en comunicaciones puntuales.
El índice Kp, que mide la perturbación del campo magnético, se encuentra ya en Kp 5 (tormenta menor) y podría aumentar conforme llegue la tercera CME.
El principal obstáculo sigue siendo la capacidad de predicción: los satélites en el punto L1 solo permiten anticipar el impacto con cerca de 20 minutos de margen. Para mejorar esta ventana, la ESA desarrolla misiones como Vigil, que permitirán alertas con hasta dos horas de anticipación.
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Mayor visibilidad de auroras boreales en latitudes inusuales.
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Cortes o fluctuaciones en señales de navegación.
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Anomalías en satélites que podrían entrar en modo seguro.
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Posibles medidas de mitigación en redes eléctricas en zonas vulnerables.
La tormenta solar de noviembre de 2025 podría convertirse en uno de los eventos más importantes del ciclo solar en curso si la tercera CME llega con la fuerza prevista.




