Ciencia

¿Vivimos dentro de un agujero negro?

La teoría que intriga a los cosmólogos

Al contemplar el cielo nocturno, parece que el universo se extiende infinitamente. Sin embargo, los cosmólogos saben que tiene límites. De acuerdo con los modelos más aceptados, el espacio y el tiempo tuvieron un comienzo en una singularidad: un punto subatómico de calor y densidad infinitos que dio origen al Big Bang.

Asimismo, el universo observable está delimitado por un horizonte de sucesos cósmico, una frontera más allá de la cual la expansión del cosmos ha sido más rápida que la velocidad de la luz, impidiendo que la información de esas regiones llegue hasta nosotros.

Curiosamente, estas dos características —la singularidad y el horizonte de sucesos— también definen a los agujeros negros, esos colosos gravitacionales que devoran materia y luz en los rincones más remotos del espacio.

Esta semejanza ha llevado a algunos científicos a preguntarse: ¿y si el universo entero estuviera dentro de un agujero negro?

“Sin duda es una idea razonable”, afirma Niayesh Afshordi, astrofísico del Instituto Perimeter de Física Teórica en Canadá. “Solo hay que hacer que los detalles funcionen”.

Una teoría que se remonta a los años setenta

La posibilidad de que el universo se encuentre dentro de un agujero negro no es nueva. En la década de 1970, el físico teórico Raj Kumar Pathria y el matemático I. J. Good fueron de los primeros en explorarla. Décadas después, el físico Lee Smolin propuso una versión evolucionada: cada agujero negro podría dar origen a un nuevo universo con leyes físicas ligeramente distintas, un proceso que denominó “selección natural cosmológica”.

Un universo espejo

Los expertos señalan que, aunque las matemáticas que describen el universo y los agujeros negros son similares, ambos son, en cierto modo, opuestos. Mientras el universo comenzó con una singularidad —el Big Bang—, los agujeros negros terminan en una. Además, el horizonte cósmico del universo en expansión se asemeja al límite de un agujero negro invertido, en el que las galaxias desaparecen más allá de un borde invisible.

“Matemáticamente están muy relacionados”, comenta Ghazal Geshnizjani, físico teórico del Instituto Perimeter. “Son como lo contrario el uno del otro”.

¿Cómo saber si vivimos dentro de un agujero negro?

Si nuestro universo realmente estuviera dentro de un agujero negro, los científicos esperarían encontrar una dirección privilegiada en el cosmos, una especie de gradiente en el fondo cósmico de microondas o en la distribución de galaxias. Pero hasta ahora, las observaciones apuntan a lo contrario: el universo parece uniforme y sin dirección preferida, lo que contradice la hipótesis.

Además, persiste el enigma de la singularidad. Tanto el nacimiento del universo como el interior de un agujero negro exigen una teoría capaz de unir la relatividad general y la mecánica cuántica, algo que aún no se ha logrado. Sin esta unión —la llamada gravedad cuántica— los científicos no pueden saber qué ocurre realmente dentro de un agujero negro o qué existía antes del Big Bang.

Pese a la falta de pruebas, los cosmólogos consideran que investigar esta idea puede ofrecer nuevos caminos hacia la comprensión del cosmos. Tal vez, en el proceso, descubran que nuestro universo no solo se parece a un agujero negro… sino que realmente vive dentro de uno.

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