
¿Volverá a formarse un supercontinente? La Tierra se dirige hacia una nueva Pangea
*La formación de supercontinentes es cíclica y ya ha ocurrido al menos tres veces en la historia
Hace unos 251 millones de años, los continentes de la Tierra estaban unidos en una enorme masa de tierra conocida como Pangea. Con el paso del tiempo, este supercontinente se fragmentó en dos grandes bloques, y posteriormente en los cinco continentes que hoy conocemos. Pero la historia no termina ahí: según los geólogos, la formación de supercontinentes es cíclica y ya ha ocurrido al menos tres veces en la historia de nuestro planeta.
Los científicos han identificado tres supercontinentes anteriores a Pangea:
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Nuna (también llamado Columbia o Hudsonlandia), hace entre 1800 y 1300 millones de años.
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Rodinia, que existió entre 1200 y 750 millones de años atrás.
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Y Pannotia, inmediatamente antes de Pangea.
El responsable de este eterno ciclo de unión y separación continental es el movimiento de las placas tectónicas. Estas grandes masas de corteza terrestre flotan sobre el manto terrestre, una capa de roca parcialmente fundida que se mueve mediante un proceso llamado convección: el material caliente asciende y el frío desciende, generando fuerzas que arrastran o empujan las placas.
Este desplazamiento —aunque lento, de apenas unos centímetros por año— tiene consecuencias gigantescas. Y según los cálculos actuales, ya ha comenzado la formación del próximo supercontinente, al que los científicos han bautizado como Amasia.
El nombre surge de la posible fusión entre América del Norte y Asia, dos de los continentes que más probablemente convergerán. Se estima que esta unión podría completarse dentro de unos 200 a 300 millones de años, aunque algunos expertos creen que el ciclo podría acelerarse. Esto se debe a que el calor interno de la Tierra está disminuyendo, lo que podría provocar un ritmo más veloz en las corrientes de convección y, con ello, en el movimiento de las placas.
Los científicos utilizan tecnologías modernas como el GPS para rastrear el desplazamiento actual de las placas. Pero para reconstruir el pasado, recurren al magnetismo de las rocas. Cuando la lava se enfría, los minerales magnéticos que contiene se alinean con el campo magnético terrestre del momento, dejando un «registro» de la posición geográfica del terreno en aquel entonces.
Aunque no hay forma de predecir con exactitud cuándo y cómo se formará Amasia, sí sabemos que el planeta está en constante movimiento. Y aunque los procesos tectónicos parecen lentos desde nuestra escala de tiempo, en la escala geológica son parte de un baile eterno que transforma radicalmente la faz de la Tierra cada varios cientos de millones de años.