Un accidente en una autopista del sur de Estados Unidos terminó convirtiéndose en un insólito caso que mezcla ciencia, seguridad pública y dilemas éticos. El pasado 28 de octubre, un camión que transportaba 21 monos rhesus (Macaca mulatta) volcó en la interestatal 59, cerca de Heidelberg, Mississippi. Tres de los animales escaparon y, al cierre de esta edición, continuaban sin ser localizados.
El incidente desató alarma luego de que se advirtiera que los primates podían portar enfermedades peligrosas como herpes B o hepatitis. Sin embargo, la Universidad de Tulane —vinculada al centro de investigación de donde provenían— desmintió el riesgo. Aseguró que los animales estaban certificados como libres de patógenos y que no pertenecían a su institución, sino que eran transportados por otra entidad para fines científicos.
La confusión evidenció la opacidad que rodea al uso de primates en experimentación biomédica. En Estados Unidos, miles de monos rhesus son utilizados en estudios sobre vacunas, VIH y COVID-19, pero su manejo y transporte carecen de protocolos uniformes entre estados.

Expertos señalan que, aunque esta especie no representa una amenaza inmediata, el estrés del confinamiento puede generar conductas agresivas. El sheriff del condado de Jasper pidió no acercarse a los animales y reportar cualquier avistamiento.
El caso recuerda otros escapes, como el ocurrido en Carolina del Sur en 2024, y ha reavivado el debate sobre los límites éticos de la investigación con primates. Organizaciones de bienestar animal exigen mayor transparencia y regulación, mientras la búsqueda continúa.
Más allá del temor inicial, el accidente en Mississippi deja al descubierto un sistema científico que aún enfrenta serios vacíos en materia de bioseguridad, responsabilidad y comunicación pública.




