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Curiosidades del Palacio de Bellas Artes

* El Palacio surgió como un reemplazo del Teatro Nacional, también conocido como Teatro Santa Anna, que ocupaba la calle 5 de mayo

El 29 de septiembre de 1934, un hito cultural y arquitectónico se materializó en la Ciudad de México cuando se inauguró el majestuoso Palacio de Bellas Artes. Sin embargo, esta obra maestra de la arquitectura mexicana tuvo un camino largo y lleno de obstáculos antes de ver la luz.

El Palacio de Bellas Artes surgió como un reemplazo del Teatro Nacional, también conocido como Teatro Santa Anna, que ocupaba la calle 5 de mayo. Este último fue demolido para dar paso a la urbanización de la zona, marcando el comienzo de un proyecto ambicioso.

En 1904, el entonces presidente Porfirio Díaz y su ministro de Hacienda, José Yves Limantour, tenían la visión de construir un teatro que estuviera a la altura de los mejores del mundo. La idea era inaugurar este magnífico edificio en el Centenario de la Independencia de México. El encargado de llevar a cabo este desafío fue el arquitecto Adamo Boari, conocido por su trabajo en el Palacio Postal de la Ciudad de México. Boari diseñó un edificio ecléctico que mezclaba diversos estilos arquitectónicos.

Sin embargo, la construcción del Palacio de Bellas Artes no estuvo exenta de complicaciones. Hubo hundimientos del suelo, y el estallido de la Revolución Mexicana en 1910 interrumpió el proceso. Finalmente, en 1916, la obra se suspendió definitivamente, y Adamo Boari partió a Europa.

A pesar de estos desafíos, la etapa de construcción bajo la dirección de Boari dejó detalles notables, como el impresionante telón de cristal, una obra de 22 toneladas construida por la casa Tiffany. Este telón, considerado uno de los objetos más valiosos del Palacio de Bellas Artes, está decorado con imágenes de volcanes y mide aproximadamente 12.5 metros de alto por 14.5 metros de ancho, con un espesor de 32 centímetros.

Otra curiosidad en el edificio es la cabeza de perro esculpida por Adamo Boari, que representa a su leal acompañante, Aída, durante la fase de construcción. Además del perro, se pueden encontrar otras figuras en los mascarones, como estaciones del año, emociones y otros animales como el coyote, el chivo y el mono.

Las puertas y ventanas del Palacio de Bellas Artes también presentan elementos de la flora y fauna mexicana, incluyendo serpientes, hojas y palmas. La cúpula del edificio es igualmente impresionante, con figuras aladas que rodean un águila devorando una serpiente. Estas figuras representan las cuatro características del teatro griego: drama, lírica, comedia y tragedia.

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